Cuando una persona es acusada de un delito sexual, se siente como el fin del mundo. Están abrumados por sentimientos de vergüenza y desesperación. Sienten que han defraudado a sus familias y a todos.
La sociedad considera que los delitos sexuales son los más reprobables de todos los tipos de delitos. La noticia repercute en la comunidad, afectando las relaciones, el empleo y la escuela.
Nuestro consejo para ti si te encuentras en esta situación: Tranquilízate. Puede parecer el fin del mundo, pero no tiene por qué serlo. Una buena defensa aún puede limpiar su nombre o minimizar el daño que le han causado a usted y a su reputación.
Los enfoques más exitosos incluyen:
‘Yo no lo hice’
A menudo se hacen afirmaciones falsas contra las personas. Las víctimas se confunden y acusan a la persona equivocada. O puede haber sido imposible cometer un crimen porque no estabas cerca de esta persona cuando ocurrió el acto. Recuerde que es inocente hasta que la fiscalía demuestre que es culpable. Un buen abogado defensor lo dificulta, mantiene la posibilidad de “duda razonable”.
‘Fue algo que acordamos hacer’
Esta es la defensa por consentimiento, y el consentimiento puede ser un elemento difícil de probar. Pero los elementos del consentimiento están presentes en muchas interacciones. Si la víctima participa voluntariamente en el acto, puede que no sea un delito en absoluto.
La carga en Florida, donde la violación se llama agresión sexual, recae en la fiscalía para demostrar que no hubo consentimiento por parte de la víctima. Esto puede resultar difícil de demostrar. Las personas a menudo se envían señales contradictorias entre sí, sin resistencia física. Muchas interacciones que son realmente malas interpretaciones o malentendidos dan lugar a la presentación de cargos.
‘No sabía lo que estaba haciendo’
Esta es la defensa por locura o incapacidad mental. Esta defensa requiere algo más que decir “Me volví loco”. Su abogado debe demostrar que no fue capaz de comprender lo que significaron sus acciones. Tienes que estar mentalmente incapacitado. No es una defensa fácil pero en algunos casos es la verdad.
Dentro de cada una de estas tres defensas existen muchas variaciones, dependiendo de las circunstancias de su caso. La conclusión es que ser arrestado no es lo mismo que ser condenado. La ley existe para protegerte de la injusticia, al igual que protege a la persona que te acusa.
Un abogado eficaz evaluará su situación y hará lo que tenga el mayor potencial para evitarle los efectos más duros de una condena.